Encuentro VOZes: seis historias en las que mirarse para presumir de talento gallego

Marta Otero Torres
marta otero REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

El director de La Voz elogió las trayectorias que nos hacen «volver a tener confianza en la humanidad»

19 jun 2025 . Actualizado a las 16:54 h.

La cultura, la ciencia, la gastronomía, la moda, la música y la solidaridad son el núcleo de las historias que este miércoles compartieron los protagonistas este año del proyecto VOZes (apoyado por BBVA y Vegalsa-Eroski), seis personalidades que representan lo más destacado del talento gallego. Mafalda Soto, creadora de la oenegé Beyond Suncare; el cocinero Pepe Solla, la ingeniera Amparo Alonso, el escritor Manel Loureiro, Adriana Domínguez, presidenta ejecutiva de Adolfo Domínguez; y el músico Xoel López eligieron ocho imágenes cada uno para narrar cómo han llegado hasta aquí, con sus luces, sus sombras y sus actuales objetivos.

Seis historias que son un constante en las páginas de La Voz de Galicia y que ellos mismos expusieron ayer en el Museo Santiago Rey Fernández-Latorre —en un acto conducido por la periodista Gladys Vázquez— a través de fotografías que perfilaron sus respectivas trayectorias, un ejemplo de éxito y talento gallego.

Fueron narraciones directas al corazón, en las que se descubrieron rincones de la infancia, imágenes inéditas y anécdotas que acercaron al público al lado humano que está detrás del éxito y la genialidad de todos esos rostros que muchas veces son protagonistas en el periódico.

Es una forma de dar mayor visibilidad y reconocer el talento gallego, algo que La Voz viene haciendo desde su fundación, en el siglo XIX. En estos 143 años repartidos en tres siglos de la historia gallega, sus páginas han destacado siempre las gestas de sus científicos, las hazañas deportivas, los vaivenes políticos, los éxitos artísticos y musicales y el nacimiento y consolidación de proyectos empresariales con firma gallega.

El director de La Voz de Galicia, Xosé Luís Vilela, comenzó su intervención felicitando por adelantado a los seis protagonistas y anunciando al público que lo que iban a escuchar eran historias con las que «volver a tener confianza en la humanidad». Alabó el trabajo de Mafalda Soto, «que ha dedicado su vida al cuidado y la protección de las personas albinas», y avanzó que Pepe Solla, «una de las referencias mundiales de la gastronomía», iba a hablar también «del fracaso y de cómo superarlo».

Destacó también el papel de Amparo Alonso, «una ingeniera dedicada a la inteligencia artificial que está poniendo el nombre de Galicia en el mundo»; y recordó que el escritor Manel Loureiro dejó su carrera del ámbito de la justicia para convertirse en «uno de los autores reconocidos en mercados como el de Estados Unidos». Sobre este autor también mencionó lo que le divertía «cuando en la radio de noche contaba historias y nosotros, los oyentes, teníamos que ponerles el final». «Hay novelas suyas que a mí me han tocado el corazón —dijo—, como la que se desarrolla en la isla de Ons, donde un escritor quiere retirarse para hacer su novela pero es incapaz por la belleza del entorno marítimo».

Sobre Adriana Domínguez dijo que «de ella vamos a aprender mucho sobre la moda, pero también sobre el nuevo concepto de lo que debemos hacer con la ropa. Ella no solo es experta en ese mundo, sino que también tiene una gran formación en el mundo de la interpretación».

Y, finalmente tuvo también palabras de admiración para Xoel López, y avanzó la sorpresa final: «A lo mejor tenemos la suerte de escucharlo cantar y tocar para vosotros».

Y así fue, porque el acto terminó con la actuación de Xoel López, a la que también se unió Pepe Solla, para sorpresa de los asistentes. Y como colofón, un cóctel con el que clausuró el evento y en el que participaron los cerca de 200 invitados —con representación del mundo de la empresa, el deporte, la política, la cultura, la sociedad y la ciencia—, entre los que había también 30 suscriptores de La Voz.

Mafalda Soto
Mafalda Soto Vítor Mejuto

Mafalda Soto y su lucha por los albinos en África: «Busca aquello que te mueve, lo que te hace sentir vivo»

La farmacéutica ourensana compartió en el Museo Santiago Rey Fernández-Latorre su viaje vital y profesional. Emocionó con su relato de cómo la empatía, la ciencia y la acción pueden cambiar vidas. Cuidar a otros también fue una forma de encontrarse a sí misma

Uxía Rodríguez

La farmacéutica ourensana Mafalda Soto protagonizó una de las intervenciones más emotivas en el evento VOZes celebrado en el Museo Santiago Rey Fernández-Latorre. En su discurso, compartió el recorrido vital y profesional que la llevó de Galicia a África, donde lleva más de quince años dedicada a mejorar la vida de las personas con albinismo. «Comparto con la Mafalda de Quino la pasión por los Beatles y una inclinación por el inconformismo», comenzó diciendo.

Ese inconformismo la empujó a buscar un «guau», como ella misma explicó: ese momento de certeza en el que una vocación se enciende. Lo encontró lejos de casa, primero con una beca en Islandia, que la sacó de la inercia de una tradición familiar marcada por la medicina y la farmacia. Allí, rodeada de jóvenes que vivían otras formas de explorar el mundo, Mafalda descubrió la importancia de exponerse, de romper con lo establecido. «Islandia me enseñó que para cuestionarte las cosas, primero tienes que conocerlas, y para conocer, hay que exponerse», dijo.

Ese primer clic la llevó a Barcelona, a estudiar un máster en Medicina Tropical y Salud Internacional, donde conoció a profesores que hablaban de la cooperación como un compromiso y no como una aventura. «Me enamoré del amor que sentían por su profesión, de su pasión por servir a los más vulnerables, por dejar legado, por reinventarse cada día», recordó.

Su primer destino fue un hospital en Malawi donde conoció a Jeremiah, un bebé con albinismo que llegó con el rostro cubierto de quemaduras solares de segundo grado. «A las semanas de aplicar unas buenas prácticas de fotoprotección, su madre recuperó la sonrisa», relató, mostrando imágenes del antes y el después. En Tanzania conoció a Leah, que llegó al hospital tras caminar tres días desde el lago Victoria. Tenía cáncer de piel avanzado y no pudo recibir tratamiento a tiempo. Murió con 28 años, la misma edad que tenía Mafalda entonces. «Ahí me rebelé: ¿cómo que no se puede hacer nada?», recordó.

Esa rebeldía se convirtió en acción. Con el hospital, puso en marcha un programa de prevención de cáncer de piel. Regresó a Madrid para formarse en el desarrollo de fotoprotectores, y meses después fundó en Tanzania un laboratorio local que fabrica cremas solares adaptadas al clima y la piel africana. El laboratorio, además, contrata a personas con albinismo y funciona como centro de inclusión. Allí trabaja Grace, una mujer tanzana que se presentó a la entrevista con un vestido estampado, un tocado llamativo y una sonrisa infinita, a pesar de que su vida había estado llena de dificultades. Diez años después, su hijo va al instituto y ella está a punto de construir su propia casa.

En el 2017, Mafalda fundó la ONG Beyond Suncare, que ha llegado a más de 10.000 personas con albinismo en diez países. «Donde no llega la ciencia, manda la magia», denunció durante su intervención, aludiendo a las creencias que aún circulan en algunas comunidades: que los albinos no mueren, sino que desaparecen; que sus huesos traen suerte; que tener relaciones sexuales con una mujer con albinismo cura el sida. Estas supersticiones conviven con la ausencia de protección sanitaria, lo que provoca que nueve de cada diez personas con albinismo mueran antes de los 30 años por cáncer de piel.

Para hacer sostenible su modelo de impacto, Soto lanzó también una empresa social: UMOA Cosmetics, una marca de cosmética natural, vegana y con respaldo científico, que dona parte de sus beneficios a la ONG. «UMOA une ciencia y denuncia, belleza y humanidad», explicó.

«Llegué a Malaui para quedarme nueve meses y me quedé nueve años. Las luchas de Jeremiah, Grace o Leah se convirtieron en mi lucha», resumió en uno de los momentos más emocionantes de su intervención. «Hagas lo que hagas, busca el latido —dijo parafraseando a Elvira Sastre—. Aquello que te mueve, lo que te hace sentir vivo y da sentido a tus días».

Pepe Solla
Pepe Solla Vítor Mejuto

Pepe Solla repasa los proyectos en los que no triunfó: «Éxito y fracaso van paralelos, y tú estás en el medio»

Pepe Solla (Pontevedra, 1966), el chef de Casa Solla con numerosos éxitos y todo tipo de reconocimientos a su espalda, escogió las aventuras es las que no le fue tan bien, o en las que directamente se estrelló para poner sobre la mesa que «las palabras éxito y fracaso van paralelas, y tú estás en medio». Expuso ocho ejemplos, desde «una lencería masculina, exclusivamente masculina, en Pontevedra hace 34 años» hasta La Radio, en Santiago, su último proyecto hostelero que no salió bien. Lo hizo para evidenciar que alguien como él, objetivamente un triunfador, no sabe cuál es «la fórmula del éxito». Se lo dicen siempre que abre negocios. Le anuncian que va a ser «un éxito seguro» y él tiene claro que las cosas no son siempre así. «Si fuera un éxito seguro, abriría veinte», bromeó.

Por eso, mientras desgranaba esos ocho fracasos, «que rascando un poco incluso aparecería alguno más», lanzó la idea de que «el emprendedor es el que es capaz de fracasar y seguir creyendo él». Puso el ejemplo de cuando fue al banco de la familia de siempre a pedir un crédito para darle una vuelta por completo —que eran 400.000 euros— el subdirector se lo negó para que dejase «todo como está» y no estropease el legado de su padre. Otro banco le dio el dinero y lo acertado de su apuesta hoy resulta innegable. De ahí concluyó que «cuando hay que apoyar no es cuando aciertas, es cuando fallas» y que «la felicidad está en hacer lo que creas, lo que creas de verdad».

Manuel Loureiro
Manuel Loureiro VÍTOR MEJUTO

Manel Loureiro, cuenta lo azaroso de su éxito: «Yo soy escritor por accidente, estaba marcado en las estrellas»

El abogado pontevedrés detalló como pasó de redactar demandas y escritos de descarga a publicar obras que llegaron a ser superventas

«Mi caso es una demostración de que el destino te llama por un camino aunque tú no sepas nada», relató el escritor pontevedrés Manel Loureiro (1975), uno de los reyes del thriller en España. «Y es que yo soy escritor por accidente, estaba marcado en la estrellas», insiste para recordar cómo empezó todo, asfixiado entre querellas, recursos, sentencias. Creó un blog para escribir, «para mí mismo y que leyesen tres». Lo hacía a las nueve de la noche, cuando el despacho de abogados en que trabajaba se quedaba vacío y antes de llegar a casa, para no perjudicar la vida familiar. Aquello explotó y la historia de zombis se convirtió en un fenómeno viral, en el 2006, cuando nadie sabía lo que era un fenómeno viral, bromeó. 500, 1.000, 8.000, 40.0000, 100.000... En seis meses lo seguían casi dos millones de lectores. «Me encantaría decir que estaba planificado —incidió Loureiro—, pero fui descubriéndolo todo a medida que sucedía». Lo llamó Dolmen, un pequeño sello, por si le apetecía darle a aquello forma de libro. El éxito hizo que enseguida entrase en el radar de las grandes editoriales. Colgó la toga. Tuvo que explicárselo a la familia, que tanto esfuerzo había hecho para que estudiase. «¿Así que a partir de ahora vas a vivir del cuento?», le espetó su padre. Y, efectivamente, hoy es uno entre el centenar de privilegiados que en España viven de lo escriben. El destino («cerril y confiado») sigue jugando con él, primero lo llevó hacia la novela negra y ahora al cine y la televisión.

Amparo Alonso
Amparo Alonso Vítor Mejuto

Amparo Alonso: «Buscaban un chico para programar en Basic y dije que quería ser ese chico»

La ingeniera química Amparo Alonso Betanzos (Vigo, 1961) cree que la vocación científica le viene de una infancia en la que, según sus padres, «era muy preguntona» y le gustaba «entender las cosas» para poder hacerlas por si misma. Luego vinieron las clases, que para ella siempre (todavía hoy) han sido una diversión. Y los libros, siempre los libros, que incluso provocaban pequeñas discusiones familiares. «Mi madre quería que tuviese ‘‘mejores'' regalos —como el colgante que llevaba puesto ayer— y mi padre se enfadaba un poco, porque sabía que si no había libros, yo estaba triste», contó la catedrática de Computación de la UDC.

Aunque en su entorno «no era lo habitual» ir a la universidad, ella lo ansiaba desde el instituto en el que «soñaba con hacer algún descubrimiento científico importante». En la facultad de la USC se topó con un grupo que trabajaba en «ingeniera biomédica» y que iban a usar algo «nuevo y complejo» llamado inteligencia artificial. «Estaban buscando un chico que quisiese programar en Basic [...] y les dije que yo quería ser ese chico», explicó con humor. Luego vino la licenciatura, el doctorado, el contrato en el Medical College de Georgia, los éxitos, los premios, la presidencia de la Agencia Española para la Inteligencia Artificial... y una vida en la que «la investigación sigue siendo una aventura».

Adriana Domínguez
Adriana Domínguez Vítor Mejuto

Adriana Domínguez dirige la película sobre su empresa: «Mi padre decía que no somos quienes somos, sino el eco de otras voces»

La presidenta ejecutiva de Adolfo Domínguez expuso el ejemplo de alguien que se tuvo que hacer cargo de un proyecto que no estaba en sus planes en un momento de máximas dificultades

Adriana Domínguez comenzó su intervención reconociendo que le hacía mucha ilusión estar en Galicia contando la experiencia «de estar al servicio de un proyecto que me trasciende por completo», y, como Pepe Solla, aseguró que en su caso el fracaso «es una parte del éxito».

Repasó el duro momento que supuso para ella dar un paso al frente en el momento en el que «la empresa estaba entre la vida y la muerte» y cómo se propuso «volver a intentar definir qué es la sostenibilidad» para concluir que «lo verdaderamente sostenible es que algo dure diez años, o por la calidad o porque la estética está pensada para que dure, es decir, para que me guste a largo plazo». También tuvo palabras de recuerdo para su padre («yo soy hija de alguien muy especial»), que se quedó también huérfano y al frente de la empresa con solo 26 años. «Él venía a decir que no somos quienes somos, sino el eco de otras voces», y explicó que esa frase es la que da título a la película sobre la figura del diseñador, El eco de otras voces, que ha dirigido ella misma y se estrena el mes que viene. «si he visto tantas fotos de la empresa, de mi familia, es porque yo no soy mi experiencia propia, soy el eco de esas voces que me han percibido, y siento como un grandísimo honor el estar al frente de un proyecto que es difícil, que va contra corriente pero que creo que merece la pena que exista».

Xoel López
Xoel López VÍTOR MEJUTO

Xoel López: «Sigo siendo el mismo niño que hacía canciones con 13 años»

La imagen de un Xoel López (A Coruña, 1977) preadolescente con un traje de estilo mod abrió el relato del músico coruñés. «La verdad es que lo miro, y digo: "¡Qué riquiño!". En el fondo, sigo siendo ese niño que empezó a hacer canciones con 13 años», aseguró. De ahí pasó a sus primeras bandas y el repentino éxito imitando a The Beatles en Lluvia de estrellas. «A los 17 años hice de John Lennon ahí y eso me dio una fama corta pero incómoda. Decidí que ese no era mi camino», comentó. Luego, vendría el éxito de Deluxe, primero como artista indie («llegó una ola y me cogió con la tabla») y después con una audiencia mucho mayor. Ese momento lo simbolizó con una foto junto a dúo Amaral. «Tuve que aprender mucho de la industria», recordó.

Una toma triunfal con Deluxe en la playa de Riazor, con monos pintados por Jorge Cabezas, dio paso al punto de inflexión más grande de su vida: el viaje a Argentina, la creación de su gran obra maestra, Atlántico (2012), y el arranque de su carrera como Xoel López. Ese período lo plasmó con otra instantánea de un partido de fútbol entre los integrantes de la Caravana Americana, músicos de diferentes países con los que hizo una gira por España.

El repaso concluyó con la instantánea de uno de sus recitales en Peor Para El Sol, un pequeño local madrileño para 40 personas («volver a los espacios pequeños fue una necesidad»). Y otra del triunfal concierto ofrecido el año pasado en el festival Noroeste ante miles de personas.